Regiones que no aparecen en los mapas
Espacios catalíticos descomposición
Mariana Ledesma
Exposición individual
27 de julio a 7 de septiembre
“El fuego, que solo puede ser relatado, el misterio, que se ha consumido íntegramente en una historia, nos quita la palabra, se encierra para siempre en una imagen”
Giorgio Agamben. El Fuego y el relato.
Mariana Ledesma Jalpa (1996) nació en Salamanca, Guanajuato, en el seno de una familia que se ha dedicado al trabajo en la refinería de Pemex desde hace tres generaciones, una planta petrolera masiva en torno a la cual se organiza la vida de la ciudad. Desde niña fue educada dentro de las infraestructuras del complejo y tomó su primer trabajo a unos meses de cumplir 16 años, siendo parte de un grupo de empleados transitorios que mantuvo hasta 2022 [Véase 1: Mano de obra eventual]. La historia de su familia y la de miles más en su comunidad ha estado relacionada en gran parte con la planta petrolera, la cual desde su construcción –históricamente la primera en todo México– ha definido las temporalidades mediante las cuales los deseos, esperanzas y sueños de la comunidad se rigen.
La práctica artística de Ledesma, en sus múltiples vías de desenvolvimiento, criba una cierta persistencia de la narración. Esta surge de la exigencia de las comunidades invisibles de obreros del petróleo, de contar y contarse sus experiencias; de recuperar, por medio del relato de los acontecimientos catastróficos, la consistencia y la perseverancia de la realidad multidimensional que caracteriza la particularidad de sus vidas… así como poner en cuestión las ficciones materiales que la imposibilitan. Pues pese a la centralidad de Pemex en la política Mexicana, sus mecanismos afectivos nos son mayoritariamente opacos, y de esa opacidad emanan ficciones y ficcionalizaciones de la vida propia de la energía en transformación, que aunque domesticada, es también incontrolable.
El nombre de esta exposición proviene de un capítulo de Ciclonopedia, el libro de Reza Negarestani, que entre otras operaciones, problematiza la condición teológica del petróleo y opera, al igual que la obra de Ledesma, desde la exigencia que el carbono tiene de inscribir su historia, de poseernos a los humanos para narrar y escribir de sí mismo. Los imaginarios del carbono implican el esfuerzo constante del capitalismo tardío de administrar, mediante la conversión de una biología específica en ontología, la distinción entre lo vivo y no vivo, y regular quién o qué se considera capaz de tener ser. Por otra parte, desde su etimología, el carbono –derivado de la raíz carbo, «brasa» y del radical indoeuropeo «ker» quemar– se liga a la invención del fuego y anuda “naturaleza” y “cultura”. Todo pasa como si el carbono ofreciera a los humanos formas de inscribir espacialmente su historia en temporalidades naturales, tecnológicas y cósmicas, abierta e infinitamente más grandes o más pequeñas que ellos. La instalación de su muestra en RP pone en cuestión, ¿en dónde están los límites indiscernibles entre el adentro y el afuera afectivo del petróleo como elemento, sus formas de inscripción y sus dispositivos de control?
Me gustaría recuperar las ideas de Zenia Yébenes sobre las relación entre la desmovilización obrera y la imposición de las economías del petróleo, pues puede esclarecer un cuestionamiento que atraviesa este cuerpo de trabajo:
Este desplazamiento de las lógicas de administración del trabajo, implica la proliferación de nuevas e inusitadas formas de resistencia al control que ejercen las instituciones. Los uniformes que se presentan en esta exposición fueron recabados por Mariana en diferentes visitas a refinerías de México e intervenidas por Cesar Sanabria—emulando la prácticas de intervención a sus uniformes llevada a cabo por su padre José Luis Sanabria [Véase 2: No Ficción] durante sus años de trabajo en la refinería Ing. Antonio M Amor. Al rememorar una serie de catástrofes relacionadas a las refinerías, las camisolas constituyen un memorial de los futuros que estamos heredando del modelo energético que habitamos. Un futuro que tiene como imagen el desierto en el que la vida siempre se ve amenazada por las arenas explosivas de la no vida, a la vez que interpela el imaginario de los procesamientos del petróleo y pone de manifiesto las luchas minoritarias derivadas de este.
«Precario» significa aquello que se obtiene a través de una plegaria (praex, una petición verbal), y por ello es frágil y aventurero. Y aventurera y precaria son todas las formas de intervención. Las que Mariana Ledesma nos presenta son una afrenta a la despersonalización que la disciplina y el control imponen a los cuerpos que habitan la máquina teológica de la burocracia institucional. La autocalumnia a la que los cuerpos que desafían las reglas de la institución se ven orillados. Este cuerpo de obra pone en común y hace plausible el hecho de que la institución siempre se ve comprometida por una maraña de intensos lazos afectivos que al mismo tiempo la sostienen y la conmueven. Las normas institucionales no pueden revalidar esas relaciones de intensidades múltiples, de tonos cambiantes, de movimientos imperceptibles, de formas mudables, relaciones que, además de causar trastornos, introducen la amistad donde solo debería imperar la ley, la regla o la costumbre.
Posdata
9 de enero de 2025
Sobre los disturbios, bloqueos y saqueos contra el alza del precio de la gasolina.
Mexican Boy: ¡Mira!, mira, allá: ¡viene una tormenta!
Sarah Connor: What did he just say?
Gas Station Attendant: He said that a storm is coming in.
Sarah Connor: I know.
Terminator, 1984
Reconstruir la breve cronología del «gasolinazo» así como sus consecuencias «anormales e inusitadas» (dixit un jefe de policía cualquiera) es bastante difícil: los acontecimientos se prosiguen aún en el momento en que nosotros escribimos y la información no nos llega más que caóticamente.
¿Qué pasa en México? Estragos, bloqueos, saqueos. Difícil percibir su coherencia. Sabemos únicamente que un pequeño desplazamiento persiste en la atmósfera asfixiante de la ciudad. El Walmart de Salamanca, se cubrió detrás de decenas de pallets y algunos policías auxiliares armados. Hacemos aquí las compras bajo la mirada asustada de la seguridad. Algunos resucitan después del debilitamiento de las luchas por los 43 de Iguala, los estudiantes de Ayotzinapa. Otros sólo ven aquí una convulsión efímera. Nos preguntamos qué afinidad secreta podría haber entre una lucha contra el alza del precio de la gasolina y estas raras devastaciones consumistas, estos vastos entusiasmos de gratuidad torrencial, estas confrontaciones que ponen en juego hasta la vida. Algunos responden: el nihilismo y la estupidez; otros se contentan con contar los puntos anotados por el capital y sus oponentes, esperando la victoria de uno de los dos partidos; y otros también, más soñadores que los demás, piensan en Cherán, Cherán, Cherán, Cherán.
Anónimo